Con sus impresionantes 770 km de longitud, este cable submarino conecta Escocia e Inglaterra. La colaboración entre la empresa española Iberdrola y la británica National Grid hizo posible esta colosal infraestructura, con una inversión conjunta de 1200 millones de euros para lograr sus objetivos.

El principal propósito de este cable es transportar la electricidad generada por fuentes de energía renovable en Escocia hacia los principales centros de consumo en Gran Bretaña, abasteciendo a Inglaterra y Gales. Además, el cable está diseñado para suministrar electricidad en la dirección opuesta, es decir, desde el sur de la isla hacia el norte, cuando la producción de energía renovable en Escocia disminuya por cualquier motivo.

Este impresionante enlace es conocido como Western Link y tiene la capacidad de transportar una asombrosa cantidad de 2200 MW con solo 2 cables, cada uno con una tensión de 600 Kv. Con esta capacidad, se puede abastecer de electricidad a más de 4 millones de hogares cada año.

Para llevar a cabo este proyecto, Iberdrola contó con la colaboración de las principales empresas del sector. Prysmian, se encargó de fabricar el cable en su planta de Nápoles, mientras que Siemens se encargó de construir las plantas transformadoras donde se convertirá la electricidad.

El tendido del cable fue realizado por el barco italiano Giulio Verne, el mismo que ya había desplegado el cable submarino entre la península y las Islas Baleares. Por otro lado, el barco Go Pegasus fue responsable de excavar la «zanja submarina» que alberga el cable y evita que pueda ser arrastrado por barcos de pesca u otros incidentes.

Además de Iberdrola, otras compañías participaron en la construcción de este proyecto, como DeepOcean, Builder Sisk y Assodivers, entre otras.

La puesta en marcha de este cable tuvo lugar en 2016 y supuso un coste diario de casi 300.000 euros, desplegando entre 4 y 5 km de cable cada día. El peso del cable por metro supera los 50 kilogramos.

Para llevar a cabo los estudios preliminares, más de 20 barcos diferentes participaron durante 2 años para encontrar la ruta óptima para este cable submarino.

La construcción de esta megaestructura está alineada con el objetivo del Reino Unido de alcanzar una producción del 30% de energías renovables para 2030. Para lograrlo, es fundamental aprovechar las energías renovables que se generan en Escocia, donde actualmente el 75% de la energía producida proviene de fuentes renovables. ¿Qué opinas? ¿Crees que este cable ayudará a que los británicos alcancen sus objetivos de sostenibilidad en 2030?